Cuando ví el final de la película Brazil de Terry Gillian en 1985, había pasado un año de la distopía anunciada por Orwell y todos las profecías del gran periodista y escritor se habían cumplido. El mundo estaba cada vez más mediatizado, controlado y ensimismado. Era 1985.
Recuerdo perfectamente la escena final y aquel escenario sorprendente, tan esotérico y minimalista. «Está rodado en una central nuclear» me chivaron. Caramba. Pero aquello era enorme y qué eran aquellos tubos que viajaban por el suelo. ¿Por qué esa forma de volcán?
Las preguntas se hacen, el viento las lleva y años después regresan, como una semilla de diente de león, trayendo la respuesta pegada entre sus filamentos.
May
31